Como padre y como profesional he creído en la disciplina con amor en el tiempo como uno de los caminos hacia un desarrollo integral como personas en lo individual y en lo colectivo.
La tecnología fanatizándose a través de un crecimiento exponencial gobernado por las economías que se aprovechan de los medios de comunicación para satisfacer sus ansias de poder y vanidad egocentrista… me han forzado a re-inventarme casi día a día… para tratar de mantenerme al ritmo “del desarrollo modernista tecnológico” y así poder seguir teniendo la oportunidad de contribuir con las soluciones de las necesidades de todos aquellos que de una forma u otra comparten mi sentir, mi pensar y mi actuar.
Como fue con mis ancestros, como fue conmigo y como seguirá siendo con los que nacen en las nuevas generaciones… “en los niños está el futuro de la humanidad”.
Frase no sencilla de aplicar en estos comienzos del siglo XXI…
Si queremos ser parte de la solución y no convertirnos debido a nuestras inseguridades y limitaciones existenciales, sociales, económicas, políticas y religiosas en parte del problema… tenemos que aprender “rápido” a identificar el problema…, el cual hoy como siempre, es el primer paso hacia la solución del mismo.
Los niños y adolescente no pueden tener sobre sus hombros el evitar “el naufragio” mientras tratamos de sobrevivir lo mejor que podemos… en un intento de vivir nuestra oportunidad como esencia espiritual teniendo una experiencia terrenal.