Erase que había una vieja cabra que era madre de siete pequeñas cabritas. Un día le tocó salir de la casa y le advirtió a sus hijas que no le abrieran la puerta a nadie, porque el lobo andaba cerca y era muy astuto, tanto como para engañarlas y terminar dándose un festín con ellas. Dicho y hecho. Por fortuna la más pequeñita pudo salvarse y señalándole a su madre lo ocurrido, lograron rescatar a las seis pequeñas. Ilustraciones a color: Cecilia Almarza.