La periodista Callie Evers llegó a la atrasada ciudad costera de Point Hope, Alabama, con la intención de escribir sobre el asesinato de un niño que diez años atrás había quedado sin resolver. Pero cuando la evidente hostilidad de los habitantes del lugar se convirtió en algo mucho más peligroso, tuvo que convencer al jefe de policía Ben Stanton de que todo lo que él creía saber sobre el asesinato era mentira.