Kelly McGovern no tenía ninguna experiencia en resolver crímenes, pero estaba empeñada en descubrir lo que realmente le había ocurrido a su hermano.
Haciendo uso de su valentía... y de todo su atractivo, llegó a la cruda verdad: la muerte de su hermano no había sido ningún accidente. Así que decidió acudir al único hombre en el que podía confiar: Wade Lansing, al que convenció de que se uniera a su investigación.
Kelly sabía que el amigo de su hermano tenía que elegir entre la lealtad y el deseo; pero después de varios tiroteos e interrogatorios, se impuso su lado protector...