Ella es una nerd un poco extraña. Él es un atleta popular. Tienen una cosa en común: no tienen dónde vivir, hasta el momento en que descubren que queda una habitación disponible en todo el campus. ¿Qué podría salir mal?
Torpelandia. Es donde vivo. Y soy la presidente, alcaldesa y la única ciudadana.
Reese Jackson está viviendo su vida de la forma menos arriesgada posible. Esta erudita está cansada de tratar de encajar en un pequeño pueblo que nunca sabe qué hacer con ella. Su familia ausente puede haberla forzado a vivir la vida de dormitorio por su propio bien, pero ella va de sus clases a su habitación y vuelve, sin fiestas, sin citas y sin llamar la atención.
Hasta que una noche ruidosa, Reese es expulsada de su dormitorio.
Fitz Moreland tampoco se la está pasando fenomenal. No tiene ayuda para pagar la universidad, pero se las arregla con una beca deportiva y un alquiler gratis con un amigo. Si puede mantener las cosas como van, podría graduarse con un título que le sea útil para su futuro, especialmente ahora que finalmente se ha despedido de su ex-novia amante del drama.
Hasta que una noche, ella hace que lo echen de su casa.
¿Qué pasa cuando queda una sola habitación para alquilar en toda la ciudad y dos personas la necesitan desesperadamente? Un arrendador alegre en búsqueda de algo de dinero extra los somete a una serie de ridículos desafíos para competir por la habitación, por supuesto. Una competencia entre el patito feo y el popular de la universidad.
El ganador obtendrá un lugar para vivir, pero el perdedor puede perder su corazón.