No quisiera dar la impresión con este manuscrito de que conozco o de que he experimentado con mi alma algo más o algo menos que cada uno de ustedes. Nuestra alma es única y especial en su naturaleza, en su excelencia, en su divinidad y en su manifestación en esta vida. Aunque exista una única alma universal en la esencia misma de Dios, la manifestación de ella en nuestras vidas la hace ser solo de nosotros y es por esto que experimentamos la divinidad de Dios en nosotros y en los otros. Si no vemos y experimentamos a Dios en todas partes, no lo vemos ni experimentamos en ninguna parte. Muchas gracias por permitirme manifestar algo de mi alma en este manuscrito que a través de tu lectura se unirá a tu alma.