La imbecilidad no está tranquila jamás, teme de arriba y de abajo, la combaten los dos flancos, ve peligros delante y detrás, tiembla en toda ocasión, siempre está sin defensa y hasta tiene miedo del socorro. Pero el sabio está preparado para todos los ataques, y cuando la pobreza, la pérdida de sus deudos, el desprecio y el dolor le ataquen, no retrocederá; al contrario, avanzará sin temor y combatirá gallardamente en medio de sus desgracias. En una sociedad en la que la felicidad se mide por la cantidad de bienes que se poseen, cómo es posible aspirar a la sabiduría y al bien? ¿Estamos hablando de la Roma imperial del siglo I d. C. o de la sociedad occidental contemporánea? Bien podría tratarse de cualquiera de las dos. Luico Anneo Séneca, filósofo estoico, poeta, dramaturgo y hombre dedicado al la reflexión, sigue de permanente actualidad. En su tiempo fue famoso por su influencia en la corte imperial. En la actualidad lo leemos como fuente intemporal de “soluciones” al creciente vacío espiritual que nos invade.