Un ensayo inédito de Ferdinand von Schirach. Una defensa acérrima de seis nuevos y necesarios derechos humanos.
La Declaración de Independencia de Estados Unidos (1776) y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia (1789) sentaron las bases de nuestra sociedad moderna, de nuestra libertad y de nuestros derechos inalienables. Resulta sorprendente que aquellas declaraciones no reflejaran la realidad en la que la sociedad vivía inmersa. Los grandes manifiestos de la humanidad reclamaban un orden social que aún no existía. Eran utopías y, sin embargo, acabaron por materializarse.
Siguiendo la estela de aquellos documentos cruciales para la humanidad, Ferdinand von Schirach realiza un magnífico repaso por los retos a los que nos enfrentamos en la actualidad. La globalización, la digitalización, la inteligencia artificial, el cambio climático: los peligros de nuestro presente eran inimaginables hace 200 años. La aparición de unos nuevos derechos humanos que sumar a los por todos conocidos se hace imperiosa. Hemos de volver a decidir sobre nuestra sociedad y cómo queremos que sea. ¿No es esta, acaso, la verdadera tarea de nuestro tiempo?
«He escrito estos apuntes porque la dignidad de los seres humanos debe ser inviolable. No se puede convertir a nadie en un simple objeto. Hoy, como siempre, debemos seguir defendiendo esta gran idea de la Ilustración. Los derechos aquí propuestos solo sirven a este objeto».
De Terror se dijo:
«Teatro en su máxima expresión».
The Sunday Times
«Una historia tan compleja que seguirás pensando en ella mucho después de que se falle la suerte del acusado».
The Times
«Von Schirach se nutre del legado del drama clásico como un foro donde considerar los dilemas humanos más acuciantes».
Financial Times
De Castigo se dijo:
«Una y otra vez, me sorprende la capacidad de Ferdinand von Schirach para captar lo contradictorio en los entornos más reducidos, para dibujar el gran espacio emocional en pocas palabras. Una y otra vez, me siento conmovido por esta combinación de precisión no sentimental y maravillosa, la empatía filantrópica que hace que sus textos sean incomparables».
Michael Haneke