Nick Regan-Phillips era millonario y todo el mundo creía que lo tenía todo, pero le ocultaba un secreto a la prensa: era padre soltero. Su hija, Rosie, era sorda y acababa de irse a vivir con él, pero Nick se había perdido los cinco primeros años de vida de su hija y ahora tenía que luchar para poder comunicarse con ella.
Lydia Stanford era una valiente y bella periodista y, aparentemente, también era la única persona que podía ayudarlo a establecer un vínculo con su hija…