Kate Hayden debía de estar loca. Era lo único que explicaba que hubiera pujado en una subasta benéfica por pasar una semana con Tyler, su antiguo amor. Ahora, con sólo pensar que iba a compartir tiempo y espacio con él, se derretía.
Tyler James era un soldado de las Fuerzas Especiales, un metro noventa y dos de puro músculo. En su trabajo resultaba primordial no perder el control, pero Ty encontraba algo absolutamente irresistible tanto en Kate como en el pasado que habían compartido. Ahora tenía una semana para pasar con ella… y sería un tiempo completamente dedicado al placer.