Cuanto más apasionados eran sus encuentros, más perdía él la razón y más deseaba rendirse a ella...
La bella Raina Kahlil estaba contenta hasta que su ausente prometido, el jeque Dharr Halim, decidió llevársela a su reino para visitar a su familia y no para casarse. Debía resistirse a la atracción que su prometido le inspiraba, a pesar de que se había estado reservando para él.
Dharr se había preparado para casarse algún día con Raina a pesar de que no la amaba. Pero ella parecía empeñada en llegar hasta su fortificado corazón...