Ella era la única mujer que podría apartarlo de sus malas costumbres... Lord Anthony Nelthorpe había cometido muchos pecados entre los que se incluía seducir a la distinguida Jenna Montague Fairchild. Pero habían pasado tres años desde entonces y después de Waterloo, él, que tanto se había burlado del honor, se encontró bajo los cuidados de la misma mujer a la que había ofendido. Iba a curarlo a él después de no haber podido salvar a su propio esposo. De vuelta en Londres, Tony aprovechó la oportunidad de sacar a la joven viuda de su espantosa apatía, aunque sabía que era la última persona a la que ella deseaba ver. Pero la convencería de que era la única mujer capaz de convertirlo en un hombre mejor...