Lo apartaron de Adrienna en su noche de bodas y lo vendieron como esclavo. Ahora, liberado de su cautiverio, Hugh de Ryebourne quería venganza. Convencido de que Adrienna participó en su captura, planeaba atraer a su mujer hasta su cama..., pero no emplearía la fuerza. Quería que fuera a él por voluntad propia...
Adrienna se sintió conmocionada tras el regreso de su esposo. No podía negar el deseo que ese hombre oscuro e inquietante despertaba en ella, pero Hugh ya no era el joven que conocía. Ahora era todo un hombre, duro y muy peligroso.