El ser humano nunca había tenido a su disposición tantos medios e instrumentos que facilitaran el trabajo en el campo profesional y la vida doméstica como en la actualidad. Sin embargo, precisamente hoy en día se multiplican, más que nunca, las dolencias catalogadas como enfermedades de la civilización. Cuanto más nos quejamos del estrés, la tensión y los nervios, más difícil resulta relajarse y disfrutar de momentos de tranquilidad.
A esta situación nos ha llevado no sólo el vertiginoso ritmo de vida actual, sino también ejercer actividades laborables extenuantes, que conllevan una sobrecarga física en partes concretas del cuerpo. A veces, al intentar compensar una vida laboral sedentaria practicando actividades durante el tiempo libre, cometemos el error de escoger precisamente aquéllas que suponen también una carga física excesiva. De este modo, se añade al estrés laboral el ya famoso estrés del tiempo libre.
Por ello es importante tomar medidas preventivas y evitar que esas molestias aparezcan. No todo el mundo dispone en su lugar de trabajo un lugar adecuado para tal fin por lo que se debe intentar, pese a las limitaciones, hacer todo lo posible: no siga trabajando durante los descansos sino mejor aún, aproveche esos momentos para hacer ejercicios de relajación y evite las costumbres sedentarias.