¿Cómo iba a vivir con el hombre cuyo único beso no había olvidado nunca? Durante tres años, Angie Montoya había ocultado a su hijo a la familia de su difunto prometido… hasta que el hermano de este, Jordan Cooper, los encontró y exigió que se mudasen al rancho familiar en Santa Fe. Abrumado por el sentimiento de culpa desde la muerte de su hermano mellizo, Jordan buscaba redimirse criando a su sobrino, pero Angie hacía renacer en él un deseo que solo ella podía satisfacer. Jordan sabía que solo había una condición para que fuese suya: que nunca descubriese la verdad sobre él.