Ninguno de los dos había olvidado aquella noche mágica.
Helene Follet no había tenido demasiado contacto con lord Burl Winterson desde que ella decidió convertirse en la amante de su hermano. Pero más tarde se vio obligada a aceptar su protección porque Burl se había convertido en el tutor legal del hijo de Helene.
Con el paso de los años Burl había intentado olvidar la pasión que había compartido con Helene y ella había escondido su dolor tras una fría fachada. Pero lo que realmente habrían deseado los dos era recuperar el pasado.